web counter logdy.com

La Gruta de Olimpia

Novela on line de una escritora argentina

Oferta LIBROS oferta LIBROS

Wednesday, June 14, 2006

LIBROS GRATIS


Capítulo-10-




Era la primera vez que ibas. El temor y la ansiedad se adueñaban de vos, mientras esperabas con cierta sensación de querer irte, que la puerta roja se abriera, y una cara cansada con olor a loción saliera. No sabías cómo empezar. Ensayabas una y otra vez los nombres para no equivocarte al llamarlos. Recordar cada rostro asociado a un conjunto de sonidos te resultaba un juego que requería esfuerzo para alguien con una memoria tan débil como la tuya. Te miraban tus colegas. En su expresión se leía extrañeza. Te observaban con un aire de insoportable superioridad. Se mostraban como cazadores avezados. Eras la nueva, la que estaba con un pequeño grabador negro, repasando en forma continua las preguntas que habías elaborado al finalizar el juego. No eras la única mujer. Es cierto, había tres o cuatro más que se movían con soltura, en un terreno que conocían desde hacía tiempo. Ellas con sus jeans y botas, sus cabellos hartos de agua oxigenada, la pintura de sus caras que formaba gotas chorreantes, efecto del calor que hacía en los vestuarios. Era febrero. Domingo a las cinco de la tarde. El vaho inundaba cada uno de los rincones del lugar. Te apoyaste en una baranda un tanto alta para vos. Una cronista comenzó a hablarte. Tenía en su rostro una sonrisa nerviosa, pero segura de su posición. Sus facciones eran demasiado varoniles, y aún sus gestos tenían que ver con el ámbito donde se movía. Consultaste tu reloj pulsera. Había pasado sólo media hora desde que había terminado el encuentro. Te parecía una eternidad. De pronto, escuchaste unos pasos. Levantaste tu vista y te diste cuenta de que era el momento de empezar. ¡ Mauro, Mauro!- tu voz sonaba un tanto nerviosa. El jugador se detuvo. Te paralizaste unos segundos, y luego comenzaste. No podías escuchar sus respuestas, porque la ansiedad que te invadía te confundía los sentidos.Minutos más tarde, viajabas rumbo a tu casa con el trabajo hecho.